domingo, 8 de marzo de 2015

Hablan Los Fotógrafos:

Oscar Milano
(Fotógrafo de la Serie "Arte/Drama")

Trabajar al lado de Iván Hernández Rojas es como subirse a una montaña rusa. Para mí como fotógrafo ha sido una experiencia sumamente enriquecedora, porque he tenido esa rara oportunidad de convertir el trabajo, por lo general solitario del fotógrafo, en un proceso de creativo de colaboración. La amistad de Iván me la regalaron un día en el que fui invitado a presenciar y fotografiar una de sus puestas en escena al aire libre. Hicimos buenas migas casi de manera instantánea, en parte porque ambos somos bastante frenéticos a la hora de trabajar y también porque desde siempre he sentido fascinación por los actos creativos. Inmediatamente después de ese primer encuentro, le hice llegar las fotos que realicé y para mi sorpresa le gustaron más de lo que yo podía imaginar.

Pasaría poco tiempo para que nos encontráramos urdiendo un proyecto en conjunto, en el que él sería el artífice y yo el recolector de las imágenes. De forma natural nos hicimos cercanos y en cierta forma cómplices creativos, lo cual nos permitió discurrir en conversaciones que giraban en torno a los detalles de la idea concebida. Esta coincidencia lo permitiría y me causó emoción tener la posibilidad de desarrollar mi visión artística a partir del trabajo de un creador visual. Para mi  hacer una fotografía implica poder adentrarme libre de prejuicios en la escena o en el mundo sicológico y emocional las personas. Busco capturar lo elusivo, esa cosa humana intangible y preciosa que genera recuerdos. Cuando lo hago, siento la imperiosa necesidad de mimetizarme, desaparezco estando presente para poder lograrlo. Colaborar con Iván me permitió reconfirmarlo.

En el caso de Arte/Drama la idea surgió a partir de la propuesta del artista de rendirle un tributo al uno de los referentes del arte venezolano, como lo es César Rengifo… No pasaría mucho tiempo para que se convocara a los modelos… gente de escenarios, gente de tablas, los más adecuados, en este caso particular. Se hicieron los contactos necesarios para conseguir el espacio donde se realizaría la obra y se organizó una reunión previa para informar a los modelos acerca de las recomendaciones necesarias para poder realizar el trabajo. En este sentido el artista es bastante riguroso, necesita que los colaboradores tengan toda la disposición y cuidados previos, porque la jornadas puede llegar a ser extenuante, física y sicológicamente.
Una vez llegado el momento, nos congregamos en el lugar seleccionado… había expectativa en el aire. Todos sabíamos que el ritmo sería intenso y que esta reunión en cierta forma clandestina, tenía como finalidad producir una obra de arte que sería registrada y reinterpretada en imágenes. En el ambiente se podía palpar la energía creativa que a todos nos contagiaba. Por mi parte, estaba consiente que sería testigo de un ritual y efectivamente así fue… la primera señal evidente la recibí cuando la personalidad y el impulso creador de Iván estallaron, llenándolo todo de emoción pura.

Comenzó una danza creadora a la que me acompasé de inmediato. El ritmo era delirante… Iván era otro, los modelos eran otros… yo era otro. Esta dinámica creadora nos trasportó a un espacio sin tiempo donde las únicas señales del paso de las horas fueron los  cambios del color, las líneas que aparecían sobre las pieles, el ruido de los desplazamientos orquestados del artistas. Perseguí sus movimientos mientras con pulso certero y grácil, iba dejando caer la pintura que trasmutaba las pieles, tonándolas primero el albas y luego atravesándolas con manchones coloridos.

Me transformé en su sombra, enmudecí. Sólo lo seguía y me apartaba un poco para no tropezarlo… A veces bastante para observar la escena como un ojo omnipresente. Me acercaba a los modelos, hurgué en sus rostros casi pétreos, en la búsqueda de algún gesto que me dijera lo que habitaba en sus pensamientos y lo atrapé con mi lente. Entre ellos se produjo una comunión silenciosa, casi telepática. Sin embargo, de manera fugaz, la mirada o una ligera sonrisa, los delata. Sus almas quedaban reveladas. Eso era lo que deseaba atesorar... Seres humanos que han dejado de serlo para convertirse por un momento en el vehículo del arte. Lo mismo le ocurrió al artista mientras los transfiguraba… puede presenciar como los creó, los anunció, los condujo ante mí y yo los detuve en el tiempo para mostrarlos en toda su plenitud. 


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